Los restos de fundamentos de una escuela de gladiadores romanos, que funcionó hace unos 1.700 años, fueron encontrados en la antigua ciudad romana de Carnuntum, a unos 40 kilómetros al este de Viena.
Según dijo en rueda de prensa Wolfgang Neubauer, responsable del Instituto Ludwig-Boltzmann de Prospección Arqueológica y Arqueología Virtual de Viena, se hallaron varias instalaciones de la escuela en un recinto de unos 11.000 metros cuadrados.
Con la ayuda de un moderno radar de penetración subterránea los expertos del instituto lograron detectar los fundamentos y otros vestigios de este complejo a varios metros bajo tierra.
Gracias a estas informaciones, se produjeron una simulación animada cibernética sobre cada uno de los edificios de la escuela, que fue mostrada ante la prensa.
El patio central del complejo tenía unos 2.800 metros cuadrados, la vivienda principal de los gladiadores 170 metros cuadrados y la plaza de entrenamiento tenía un diámetro de 19 metros.
Además, estos “deportistas” que luchaban a vida o muerte, para el deleite popular, entre ellos y contra animales salvajes, disponían de un pabellón de entrenamiento con calefacción.
Esta escuela, cuyas dimensiones son comparables a complejos similares encontrados en Roma y Pompeya, albergaba a entre 40 y 60 gladiadores, que cuando luchaban con éxito, se convertían en verdaderas estrellas de la época. Sin embargo, de media, los gladiadores no superaban cuatro o cinco combates, explicó Neugebauer.
El nuevo hallazgo de Carnuntum se mantendrá por ahora bajo tierra y para ayudar a los turistas en su visita virtual por el complejo de la escuela, el Museo desarrolló ya una aplicación para teléfonos móviles.
En Carnuntum, capital de la región romana de Panonia, vivían entre los siglo II y IV d.C unas 50.000 personas. El emperador Marco Aurelio vivió en la ciudad entre los años 171 y 173 durante la ofensiva romana contra las tribus germanas.
La ciudad fue destruida en el siglo IV por un terremoto y a partir del siglo V la población fue abandonada. Las excavaciones arqueológicas empezaron a partir de 1870 para preservar los restos que hasta entonces solían ser arrasados por la población local, ya que molestaban en el cultivo de las tierras.
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