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Presentación del décimo Contributo alla storia degli studi classici e del mondo antico


Presentación del décimo Contributo alla storia degli studi classici e del mondo antico
Scuola Normale Superiore di Pisa, Sala Azurra, 13 de noviembre de 2013

A cargo de Carmine Ampolo, Michelle Battini, Riccardo di Donato, Giuseppe Cambiano y Carlo Ginzburg

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La presentación del Decimo Contributo de Arnaldo Momigliano a 26 años de su muerte generó mucha expectación en el ambiente académico de Pisa. El gran historiador italiano fallecido en 1987 se materializó nuevamente gracias a la reconstrucción de su vida y de su obra a cargo de 5 estudiosos y discípulos de Momigliano que presentaron el nuevo Contributo, edición a cargo de Riccardo di Donato.

El profesor Ampolo, abrió la presentación diciendo que uno de los elementos distintivos de este Contributo es el concepto de tradición, una tradición que debe entenderse como un tejido entre la tradición hebraica y la tradición de los estudios clásicos. Para Ampolo este Contributo se puede dividir en dos grandes aspectos: la biografía de Momigliano, su vida, su obra histórica, el exilio, inmersa dentro de la problemática de los temas contenidos en el libro, y en segundo lugar, la idea de conjugar el estudio de la historia con la historiografía. Esto último en el sentido del deseo de dar a entender que la historiografía no es solamente historia de la cultura sino que esencialmente, la historia de los problemas que todavía son nuestros problemas.
En el plano de esta edición, es posible advertir, según Ampolo, la difícil relación académica que tuvo Momigliano con Felix Jacoby, a quien criticó durante toda su vida por establecer géneros y subgéneros dentro de la historia antigua.

El profesor Battini, hizo su presentación en base al acercamiento a Séneca y Tácito que hizo Momigliano y que fueron incluidos en este Contributo. Una relación entre pensamiento político y pax romana que es muy difícil de resolver. Particularmente por la definición de libertad que propone Momigliano, entendida como un derecho público al autogobierno (que concluyó durante su estadía en Londres) y que quiso aplicar al mundo antiguo.
En este caso, dice Battini, se advierte una tensión entre un Séneca dominante respecto a la figura de Tácito. Un Séneca que intenta mostrar la dualidad pax – libertas exterior en el Imperio romano, mientras que Tácito manifiesta, dice Momigliano, una incompatibilidad entre el Imperio y una vida moral honesta.

El profesor Cambiano, que comparte con Momigliano el hecho de provenir de la misma región, Piamonte, se detuvo en un aspecto central en el pensamiento de Momigliano: la relación con la filosofía antigua y contemporánea. Un acercamiento que se produjo gracias al intercambio intelectual que mantuvo con Benedetto Croce y que permitió ampliar su mirada sobre la antigüedad incluyendo el pensamiento filosófico dentro de la historia griega.

El profesor Ginzburg, quien presentó sus disculpas por no ser un conocedor absoluto del campo de la historia antigua, critica al editor, Di Donato, por la ausencia en este volumen, de un prefacio a las páginas hebraicas (obra reconocidísima de Momigliano) y un prefacio a la edición de Filipo de Macedonia.
Ginzburg apuntó directamente a la pregunta de por qué Momigliano no escribió nunca sobre la libertad y la paz, siendo que era uno de los argumentos que utilizaba siempre en sus contributos anteriores. Ginzburg cree que su llegada a Inglaterra, lo hizo convertirse de un historiador de la antigüedad a un historiador de todas las cosas.
Terminó su alocución preguntando: Cuánto de este Momigliano está contenido en Momigliano?

Finalmente, Di Donato se detuvo para narrar a modo de testimonio su relación con quien fuera su maestro y explicar al público presente la forma de cómo se realizó el Contributo.
Luego de la muerte de Momigliano, llegaron desde Londres una cartas selladas en un bolso a Italia gracias a la colaboración de Anne-Marie Meyer, las cuales fueron recibidas e redirigidas a Di Donato. Para evitar cualquier malentendido legal, Di Donato entregó personalmente este material a la Sopraintendenza dei Beni Culturali de la República Italiana, el cual luego de ser clasificado pasó a la custodia del Archivo Momigliano de la Scuola Superiore Normale de Pisa donde se conservan hasta ahora.

A partir de la lectura de estas cartas y ensayos, Di Donato se concentró durante todos estos años a la redacción de los capítulos que contiene el Contributo, por lo que asumió públicamente cualquier error o malinterpretación que se pueda encontrar en la edición.
Terminó su alocución preguntando qué es el Decimo Contributo: “Un Instrumento para producir nuevos instrumentos para pensar”.

Paulo Donoso Johnson
Doctorando Universidad de Pisa

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